Ciudadanía italiana

Un viaje repleto de preguntas y muchas incógnitas en búsqueda de la identidad. Conexiones, documentos antiguos, un plan B y guías especiales en el camino.

Por Florencia Gagliardi | @mfgagliardi

La ciudadanía, una búsqueda de la identidad.
La ciudadanía, una búsqueda de la identidad.

Hacer la ciudadanía italiana siempre fue una idea en mente. Tengo la imagen de estar sentada en la casa de mi abuela, con ella, que ya no está, mis hermanos y primos, preguntándole sobre su papá y sus hermanos. Era el año 2013. Ese primer borrador, con nombres escritos en rojo, fue el puntapié inicial de todo lo que vino después.

Pero como algunas búsquedas, que a veces empiezan y se detienen por un tiempo, la nuestra tardó algunos años hasta que finalmente tomó vuelo. Y después de viajar a Italia, en el año 2017, no hubo retorno. No sé si hay una explicación, supongo que cada uno lo vive de forma diferente, pero en mi caso hubo algo que me atrapó y me hizo volver a la Argentina con una sola idea: encontrar mis orígenes.

El inicio de la búsqueda

Así empezaron las preguntas y el armado del árbol genealógico con los datos que tenía. Y la verdad es que no eran muchos. Lo poco que sabía era que mi bisabuelo había nacido en Tropea, pero no era algo que estuviera confirmado. Una persona que habíamos contactado nos había dicho que se habían quemado todos los papeles y que no había forma de rastrear el acta de nacimiento.

Solo contábamos con la foto de un documento antiguo, que nos había enviado Estela, una prima de mi papá y algunas fechas posibles, pero no mucho más que eso. Me acuerdo de haber hablado con una señora que buscaba partidas y una mañana haber ido a un patronato italiano cerca del Obelisco, en Buenos Aires.

Patronato italiano

En el patronato me mandaron a buscar comuna por comuna. Me dijeron que les escribiera a todas los posibles ayuntamientos y les preguntara si tenían algún dato. No sé si fueron ellos, pero me enteré que existía una página (Cognomix) a través de la cual se podía también buscar por apellidos.

De la señora me acuerdo que me dijo que podía buscar información en las partidas e hizo especial énfasis en el acta de matrimonio, porque era la que mi antepasado había firmado cuando estaba vivo. Entonces tomé los consejos y seguí mi búsqueda. Primero conseguí la defunción de mi bisabuelo y sentí que había ganado una primera batalla. Después me di cuenta de que la ciudadanía italiana sería un camino largo y sinuoso, algo así como una “carrera de resistencia”.

Conexiones y registros

Entonces empecé a ver cómo podía conseguir el acta de matrimonio, busqué fechas, las conecté y después de ir al Registro Civil Central de Buenos Aires, que terminé conociendo casi de memoria, encontré un papel de mi abuela, cuando votó por primera vez.

El 17 de enero de 2018 escribí estas líneas en Facebook: “Fui al Registro Civil y me agobié después de que el chico del Box 9 me dijera que tenía que rectificar varios documentos. Caminé hasta la Secretaría Electoral y terminé en la mesa de entrada. Les expliqué que necesitaba completar los datos de una partida. Después les mostré mi carpeta verde con documentos y una de las chicas me pidió sacarle fotocopias. Pasaron algunos minutos y otra chica volvió con un papel algo añejo. «Mirá, acá está la firma de tu abuela », me dijo, mientras me mostraba con emoción la ficha. El papel tiene fecha de 1950. Ahí están los nombres de mis bisabuelos, el día que nació mi abuela y su firma. Para mí es un pedacito de ella y de su historia. Sé que si estuviera conmigo me diría que siga, que avance y busque».

Hacer la ciudadanía italiana siempre fue una idea en mente.
Hacer la ciudadanía italiana siempre fue una idea en mente.

Y entonces avancé. Escribí a muchas comunas para ver si sabían de algo. Y obtuve muchos «no» como respuesta, hasta que un día llegó el mail que había esperado. Francesco era de Tropea y la partida de nacimiento existía. No fue fácil hallarla, porque la comuna jamás me respondió y yo estaba en Argentina, no hablaba italiano y llamar a Italia no tenía sentido si no podía entablar una conversación, entonces contacté a una chica que se dedicaba a buscar partidas y que me habían recomendado para que me la enviara a Buenos Aires. Una vez que tenía todas las actas, fui hasta la Cámara Nacional Electoral para conseguir el Certificado de No Naturalización y cuando llegó la respuesta de que no se había nacionalizado sentí una segunda victoria.

Un plan B

Pero la historia no terminó ahí, y por el contrario, empezó una nueva búsqueda. El motivo fue que los datos entre partidas y partidas no coincidían entre sí y corría el riesgo de tener que rectificar varios de los documentos, sin saber cuánto podía llegar a tardar. Seguramente meses que yo no tenía previstos. Entonces improvisé y puse en marcha un plan B: buscar a mis antepasados por el lado Gagliardi. Ya lo había hecho una vez desde cero, tan difícil no podía ser.

«Si la ciudadanía era una carrera de resistencia, entonces tenía que resistir»

Una tarde fui hasta la casa de mi abuelo y le hice algunas preguntas, pero me dijo que no quería escarbar en el pasado y lo entendí. Esta vez tenía que viajar tres generaciones en el tiempo para llegar hasta mi tatarabuelo. Si la ciudadanía era una carrera de resistencia, entonces tenía que resistir. Por eso hice lo que ya sabía. Mandé muchos mails, empecé a buscar partidas de bautismo, seguí haciendo preguntas, conecté fechas y me armé un esquema de nombres y apellidos para poder guiarme en la búsqueda.

FamilySearch

Entre conexión y conexión, apareció el primer dato gracias a FamilySearch. En la partida de bautismo de uno de los hijos, decía que mi tatarabuelo, de nombre Vincenzo, el mismo nombre de mi bisabuelo y mi abuelo, había nacido en Saracena. Suerte o destino, le escribí un correo al Archivo de Estado de Cosenza, en Calabria y me contestaron con toda la información que necesitaba para poder pedir la partida de nacimiento.

Después de eso escribí a la comuna con datos necesarios y, a diferencia de Tropea, esta vez se hizo la magia sin tener que mandar carta certificada o contactar a alguien para que me envíe la partida. Saracena me envío el acta a la Argentina dos veces: increíblemente había otro Vincenzo Gagliardi del mismo año que mi tatarabuelo, pero hijo de otros padres. Volví a pedir que me enviaran el acta, explicando lo que había sucedido y una mañana  cuando bajé del departamento para tomarme un taxi al trabajo, encontré el segundo sobre color carta y el acta en el interior.

Leer también: FamilySearch, la organización que busca reconstruir el árbol familiar de la humanidad

Soporte en la búsqueda

En todo el recorrido pasaron muchas cosas. Y hubo, en particular, personas especiales que me guiaron y me ayudaron en la búsqueda. Lucila, Alejandro, Ariadna, Irina, Mariana, Victoria, entre muchos otros, que fueron un soporte especial para localizar tantos datos, pero también para seguir indagando sin desanimarme cuando la búsqueda parecía imposible.

Sin su ayuda y la ayuda de amigos y familiares, tal vez esta historia no estaría escribiéndose ahora. Una historia que tuvo momentos de incertidumbre y dificultades, pero también de batallas ganadas y en la que hay, sin dudas, un antes y un después de la llegar a Módena, Italia. Pero ese es otro capítulo a escribir.

Ciudadanía e identidad

Muchos pensarán que la ciudadanía es un documento más, un pasaporte que te otorga derechos, y lo cierto es que lo es, pero para mí tiene que ver con las raíces, y sólo aquellos que se hayan adentrado en la búsqueda entenderán de lo que hablo. Sólo aquellos que hayan buscado incansablemente, que hayan resistido, incluso cuando todo parecía  imposible, sin dejarse abatir por las circunstancias, sabrán exactamente de lo que hablo.

«Muchos pensarán que la ciudadanía es un documento más, pero para mí tiene que ver con las raíces»

Porque ser italiano tiene que ver con lazos de sangre y familia, con la identidad. Y porque aunque se trate de dos países diferentes, con dos culturas distintas, una parte de Italia está latente en nosotros, los descendientes. Y puede que en algún momento eso que llevamos dentro se despierte y nos empuje a buscar. Y cuando eso suceda, será imposible detenerse.

Este artículo fue publicado originalmente el 22 de marzo de 2022.

También puedes leer

6 comentarios

  1. Hermosa historia, Flor, como todas las tuyas! Y gracias por la mención!
    La búsqueda de la identidad es algo que nos une a todos, de formas que todavía me cuesta entender.
    Me alegro mucho que hayas llegado hasta ese punto y logrado tu objetivo, y más aún de que decidas compartirlo con el mundo a través de tus historias.

    Un abrazo!

  2. Hermoso relato, cómo todo lo que encaras, lo hiciste con tu mayor voluntad y esfuerzo y ahí estás ahora: contando esta historia. Te abrazo muy fuerte, te admiro infinito y caminar a tu lado es siempre un placer amiga.

  3. Cómo siempre leerte es un placer, haces revivir emociones en tus relatos , a seguir con esa tenacidad y con ese talento adelante.
    😍

  4. Estoy en Argentina. La nieta soy yo. Mi hijo la tramito atraves mio en Torino. Aca esta el consulado cerrado. Podemos mi hija y yo hacerla atraves de mi hijo que ya la tiene? Sin viajar?

    1. Hola Mariana, ¿cómo estás? ¡Espero que muy bien! Tengo entendido que son dos trámites diferentes cuando la ciudadanía se realiza en Italia. Por ello, para poder hacerla, deberían iniciar un nuevo trámite en Argentina, consulado que les corresponda, presentando toda la documentación o por el contrario averiguar -dependiendo de hace cuánto tiempo tu hijo la tramitó- si es posible añadirse a la carpeta en Torino. Por ejemplo, yo la hice en Módena hace casi tres años y según consulté, podría sumarse un familiar, pero siempre depende de cada comuna. Cualquier cosa escribime. ¡Un abrazo y suerte!

  5. Que genia Flor! Cómo siempre un placer leer tus relatos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *